Besos de pasión entre sábanas,
tu cuerpo retorciéndose
y tus ojos ofreciéndome la manzana.
He venido a perder el paraíso
para alcanzar el cielo entre tus
brazos.
Tus pechos bombearán mis deseos.
Soy un guerrero herido
que quiere olvidar en la playa de tu
vientre,
absolutamente todo incluso su nombre.
Vine a ti de rodillas,
con las manos ensangrentadas
y los labios secos por pesadillas.
Tú te ofreciste como sirena
y te arrojaste a mí como vampiresa
mientras sonaban sensuales violines.
Pociones de hechicería antigua,
mi dulce bruja de labios carnosos
y cabellos revueltos de pasión; te
amo.
Vengo a ti, desnudo y gentil
para que me conviertas en demonio.
Porque a tu lado seré vida y muerte.
Deseo hacerte mía entre mis ropas de
cama, desnudarte sutilmente con la mirada y después con mis manos
acariciando cada centímetro de tu delicada piel. Preciso tu ayuda
para verte inocente y convertirte después en la arpía que clava sus
garras en mi espalda. Quiero penetrarte tan duro y fuerte que tus
muslos se coloreen de rojo, tu vagina arda y tus nalgas se sientan
inquietas. Tus labios sentirán la suave calidez de mi amor
derramándose en tu boca, corriendo por tu garganta y manchando tus
duros pezones.
Gritaré que eres mi hechicera, mi
vampiresa, mi mujer, mi princesa y reina. Besaré tus nalgas y las
morderé después, dejando la marca de mis filosos dientes. Haré que
los vellos de tu nuca se ericen y tus brazos se caigan contra el
colchón. Quiero escucharte gemir descompasada y buscar con tus dedos
el explotar para mí, porque te haré mía pero antes desearé verte
sufrir deseando que te hunda en el colchón.
Tus nalgas serán mías entre golpes,
mordidas y caricias. Las penetraciones serán bruscas y a la vez
certeras. Hundiré mis dedos en tu vagina y haré la marca de la cruz
en tu espalda con mi lengua. Te haré mía en un ritual de sexo sin
límites, porque así te marcaré en cuerpo como ya lo he hecho en
alma.
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