Desprecio

El palaciego sueño al fin se despejó,

las brumas del silencio regresaron

y el camino se volvió pedregoso.

Mi alma tenía las alas destrozadas

y mi aliento parecía perderse.

El adiós se volvió irremediable,

pero yo seguiré lo que una vez decidí.

No importa que esté solo,

aunque me hayas abandonado

y ahora esté sin tierra, ni reino y sin ti.

Las heridas tarde o temprano cicatrizarán,

de mi pecho brotaran rosas negras

y estas terminarán siendo mariposas

de viejos recuerdos que desprecio.

El sueño se convirtió en desesperante pesadilla

y la pesadilla cruel se hizo realidad.

La vida era sin duda esos clavos infectados

con el veneno que mataron a los dioses paganos.

Tengo que dejar de buscar tu mano,

pues el frío invierno marchitó tus ramas

y el rencor pudrió las raíces de nuestro árbol.

La sangre derramada son los ríos de tinta,

esos que una vez fueron versos en tu nombre.

Las noches en vela se convertirán en mañanas,

el vampiro regresará con la fuerza precisa

y sus dientes se enterrarán en el monstruo

que ahora eres tú, irremediablemente tú.

No te temo, ni temo a la soledad,

pues a lo lejos los dragones corean mi nombre.

Soy el espectro que sonríe a pesar del daño,

pues a mí me enseñaron a seguir luchando.

Yo seguiré siendo guerrero de honor, tú no sé.

Apreciada mentira, codicia y ruindad...

el mundo está mejor sin ti.