Y renaceré como el cuervo, te encontraré tras la muerte, para atraparte entre mis garras y destrozar tu cuerpo con mi frenético deseo. Regresaré para amarte.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Digamos que todo es posible...

Hace unos días hablábamos de "y sí se pudiera quedar embarazado Killian" con mi amiga Yume -la cual lleva a Killian en dos foros de rol conmigo- y yo me imaginé las escenas más bizarras, aunque juro que ella me estuvo ayudando a imaginarlas y recrearlas. Yo lloré de pura risa, no sé ella... pero estuvo divertido.

Ayer soñé yo con algo parecido a lo que hablamos, hoy ha sido ella. Y bueno he pensado que mejor era traumar a todos, echarnos unas risas y exponerlo en un texto.



Esta canción de Clapton siempre me gustó y hoy la estuve escuchando... así que por eso sale en el fic.




Digamos que todo es posible...



Me desperté tarde, como a eso de las cinco, y porque el móvil no paraba de sonar. Él se había ido a preparar un desfile, no le había acompañado porque la noche anterior había regresado de un concierto. Aún tenía el zumbido del público aullando mis canciones, coreándolas como si dependieran sus vidas de todo aquel desenfreno. Miré el reloj gruñendo bajo mientras buscaba el puñetero móvil.

-Como no sea una emergencia me voy a cagar en todos, mamones.

Intentaba quitarle el maldito bloqueo, nunca sabía como hacerlo y cada vez sonaba más y más. De fondo se podía escuchar Layla de Clapton. Había puesto esa canción a Killian, me pareció la adecuada aunque antes tuvo una de las mías. Caí en la cuenta que era su canción y me puse más nervioso, refunfuñando conseguí aceptar la llamada y mientras echaba hacia atrás mis cabellos.

-Estoy en el hospital, pero no te preocupes.-tenía la voz aturdida.-Me he mareado cuando estaban haciendo las últimas pruebas, creo que estoy pasando mucho calor con tanta piel sintética. Seguro que no es nada.

Por mucho que me dijera que no era nada había dicho hospital. Mis manos temblaron y mis dedos se quedaron pegados a la carcasa de aquel móvil. Mis ojos se abrieron como mi boca, pero no era capaz de soltar algo coherente.

-Killian, tranquilo.-susurré aunque quién estaba más nervioso era yo.-¿Te has hecho algo? ¿Estás bien?

-Me están haciendo pruebas aún, no saben bien qué es. Puede que sea un bajón de tensión o azúcar.-me lo imaginé mordisqueándose el labio inferior mientras jugueteaba con las sábanas de alguna camilla.-Pero yo estoy bien, me siento bien. Sólo me duele el tobillo porque me lo doblé.

-Da igual joder.-dije saliendo de la cama con un brinco.-Coño, dime en cual estás.-el gato apareció moviéndose tan inquieto como yo, iba tras mis pasos mientras buscaba mis pantalones por la habitación.

-Ama.-dijo algo más tranquilo.-Que estoy bien.

-Voy para allá, me pego una ducha y voy para allá.

No dejé que replicara. Sabía que me diría que me relajara, que no cogiera la moto o cualquier chorrada. Yo no iba a hacerle caso. No estaba para hacerle caso, no esta vez. Se había desmayado y yo no había estado allí. Siempre estoy con él, siempre pendiente a él, y ese día preferí sobar a cuidarle.

-La culpa es mía, no come bien. Necesitará mejor comida, mejor que todo eso que preparo. No sí, al final va a tener anemia o algo y van a decir que es que no come. Porque mira que come, ese mamón últimamente come por dos.

Cuando abrí la ducha dejé que el agua caliente me relajara, pero necesitaba un cigarro. Quería ahogarme en nicotina, embotar en humo mi cerebro y dejarme medio catatónico. Estuve más de cinco minutos sin moverme bajo aquel potente chorro, mi mente no paraba de lanzar ideas y de preocuparme.

Había escuchado muchísimas cosas sobre el mundo en el que se movía. También conocía muchas enfermedades que podían causar desvanecimiento. Así que mi lado neurótico salió a flote como si fuera un corcho. Ahí estaba yo, parado como una mole de piedra, dejando que el agua se malgastara y mi mente lanzara estupidez tras estupidez. Killian no era estúpido, no caería en enfermedades alimenticias y por lo que sabía estaba sano. Tenía que ser lo que él dijo, nada más.

Salí empapado de la ducha y ni me sequé. Tenía la cabeza tan ida que me movía como un animal salvaje. Me coloqué la ropa y sólo una vez puesta me di cuenta que chorreaba agua. No me había secado el pelo, ni siquiera con la toalla.

Mi gato maulló alto y se quedó frente a mí ronroneando. Creo que intentaba decirme algo, tal vez que no me preocupara tanto. Pero el no preocuparme era imposible. Siempre me había sentido seguro de mí mismo y que todo lo controlaba, pero no controlaba las enfermedades y menos si eran ajenas a mí.

Me fui al baño de nuevo, para agarrar la toalla y secarme un poco la cabeza. Después corrí a mi mesilla, agarré uno de mis paquetes de tabaco, el mechero y las llaves junto a la cartera. Iba a ir en mi moto, a toda velocidad, y si me multaban ya veríamos como me la sacaba.

Una vez en la moto montado me di cuenta que no había dicho en qué hospital estaba. Así que lo llamé, tuve que llamarlo de nuevo y con miedo que me dijera algo malo.

-Killian dime dónde estás.-mi voz sonó a la de niño regañado.

-Si lo cuidaras bien no estaría aquí.-dios, esa voz de pito tan repelente me mataba. Era su gran amiga, esa que ni de broma me sabría el nombre. Para mí siempre sería la patética que estaba enamorada de él, muy patética por cierto.

-Mira tia, no tengo porque escucharte a ti. Yo he llamado a mi novio, ese que ni de coña te la va a meter entre las piernas porque yo se la meto a él. Así, que se buena chica y dale el puto móvil a mi Killian. Porque te recuerdo que es mi Killian, no tu Killian.-no era más hiriente llamándola chupollas por respeto, no hacia ella sino hacia él.

-Amaury.-la voz de Killian sonó a tono de “la has cagado”.-¿Qué le has dicho que se ha ido llorando?

-Que eres mi novio, no el suyo y que deje de hacerse ilusiones. Todo porque ella ha empezado a increparme. Además, quien tiene que contestar a mi móvil eres tú y no ella.-escuché como suspiró pesado y gruñó a la vez.-¿Qué?

-No puedo hacer nada contigo, siempre con esos celos estúpidos.-respondió.-Ya te dije que lo que tuvimos pasó hace mucho y que yo te quiero a ti.

Jamás había tenido algo tan valioso entre mis manos como él. Siempre había vagado como gato salvaje entre los contenedores de la ciudad que llamamos vida. Recogía porquerías a las cuales les daba valor sentimental, mientras dejaba que mi alma se destruyera entre drogas recetadas por mi psicólogo y otras por mi camello personal. Tonteaba con la muerte jugando a sus mismas cartas, esperando que jamás se diera cuenta que la engañaba con la filosofía del “hoy y no mañana”. Tiraba los dados una y otra vez, siempre me salían bajo los números y lo poco que ganaba lo perdía. Era un perdedor, hasta que una cálida noche él apareció en mi vida mientras le servía una copa... en ese antro de mala muerte que era más hogar que mi propio piso.

Por eso deseaba tanto que no se fuera de mi vida y alejaba a cualquiera con alguna posibilidad. Tenía un miedo terrible a que se diera cuenta que se anclaba a un montón de problemas, a un fracasado que sólo tenía su voz y una mente prodigiosa echada a perder. De nada me servía mi coeficiente intelectual si lo ahogaba en whisky y cerveza, de nada.

-No sabes lo importante que eres para mí, lo preocupado que estoy y que todo eso me hace estar cabreado más que de costumbre. Por favor dime dónde estás, al final no me lo dijiste.-intentaba sonar calmado, pero estaba a punto de ponerme a llorar. La ira y los nervios me comían por dentro.

-En el Central.-respondió.-Y vamos no te pongas así, no me voy a morir.

-Te amo Killian.

-Yo también idiota.-murmuró.-Tengo que dejarte, viene el médico.

Nada más colgar me puse en dirección al hospital, no estaba lejos. Quería saber qué le decían, en sí quería llegar antes que cualquiera. Fuera había algo de prensa por culpa de la repercusión mediática que siempre teníamos. Él era modelo, yo uno de los cantantes más conocidos del rock y el metal nacional. Así que siempre estaban dispuestos a colocarnos regalos como aquel. Ya me olía los titulares y ya deseaba matarlos a demandas.

Entré sin hacer declaración alguna. No había fumado todavía, tenía unas ganas enormes y sin embargo me controlaba. Al entrar no tuve que decir mucho, allí estaba su representante y me indicó dónde estaba. Yo era su familiar más directo, era su pareja, y podría entrar junto a él. No sé porque esa patética entró antes que yo, estaba por hacerle tragar sus galletas rancias. Aún recordaba la segunda vez que la vi con esa bandeja estúpida de galletas esperando conquistarlo con comida que ni había hecho ella.

Entré en la habitación y lo vi llorando, aunque lloraba no estaba como en este mundo. Él médico permanecía allí terminando de rellenar informes. Rápidamente pensé en mil cosas, todas malas, así que me acerqué a él acariciando sus cabellos. Se impulsó hacia mí nada más sentirme. Me sentía mal y preocupado, creo que me iba a explotar la sesera.

-Tranquilo, no es nada grave pero sí extraño. Aunque pasa en algunos casos como el suyo.-no comprendía eso de “como el suyo”-Ya hemos tenido otro caso en este hospital y sucedió algo parecido en California. Son pocos los casos que se han resuelto felizmente, porque han sido pocos los que realmente existen.

-Me puede decir ya de una puta vez qué es lo que pasa.-dije molesto porque no me enteraba de nada.

-Killian tiene una belleza androgina, pero no es sólo por su falta de testosterona y sus genes. Él es hermafrodita. No se desarrollaron demasiado sus genitales, como sabrás ya que lo habrás visto desnudo, pero sí los femeninos. Como jamás le han hecho ecografía ni él ni nadie lo sabía.-no entendía nada, más bien me estaba dando rodeos.

-Vale ¿y qué? ¿qué tiene que ver todo eso con su mareo? ¿ahora por eso se va a marear?-seguía abrazándolo, pero notaba que él se anclaba más a mí con cierto miedo en sus ojos.

-Felicidades, vas a ser padre.

“Padre, vas a ser padre. Padre de un niño. Padre sin más. Un bebé. Este está preñado. Un padre, yo. Padre de un mocoso. Padre sí. Yo voy a ser padre. Papá, mira que bien. Padre... papá... papaito... papito... papuchi... padre... ¡Padre!”

Lo único que tenía en mi mente era la palabra padre. Una y otra vez venía con flash a la cabeza. El otro caso de hermafrodita en la ciudad lo conocía, el propio Daichi, un amigo, me había hablado de él porque él mismo había sufrido esos estragos. Tragué duro y acaricié los cabellos de Killian.

-Me voy a poner gordo, ya no me vas a querer.-decía llorando aún casi en shock.-Ama, ya no me vas a querer.

-Padre... padre... voy a ser padre.-balbuceaba una y otra vez.-Padre... padre...-terminé desplomándome como idiota. Creo que fue mucha información para mi cerebro desentrenado.

Cuando volví en sí me vi a parte de mi parroquia allí. Nic estaba sentado junto a Jorge, ambos hablaban de filosofía y literatura influyendo en la música y la música influyendo en los anteriores conceptos. Cat y Román charlaban de una forma incesante sobre el niño, como si fuera su muñeco. Axel sólo se reía cual hiena, ese maldito hijo de perra no podía hacer más que leña del árbol caído. Lionel hablaba de milagros, pero Daichi bien que le respondía que el único milagro fue que yo lograra tener una pareja como Killian. Y entre todos aquellos un tipo japones que no había visto en mi perra vida. Estaba sentado con los brazos cruzados cerca de Lionel, supuse que ese era el nuevo novio que tenía.

-¿Qué coño pasó?-interrogué.

-Que vamos a ser padres, eso pasa.-aún lloraba cuando hablaba.-Ya te puedes ir con otro u otra o lo que coño quieras. Me voy a poner gordo y feo, por eso te desplomaste.

-Por supuesto, te voy a dejar ahora mismo.-dije levantándome para acercarme a él y besar sus labios.

Su boca estaba salada, pero era tan cálida como siempre. Mi mano por inercia fue a su nuca pegándolo a mí, igual que otra a su vientre donde palpé aquella pequeña barriga que era nada. Siempre pensé que estaba engordando un poco por las porquerías que siempre tragaba.

-No digas tonterías.

-Te digo que no es como la virgen María.-escuché decir a Daichi, porque todos se habían callado.-Dudo que ese sea virgen, te lo digo yo porque bastante follaba yo con mi difunto esposo. ¿Quieres ver el resultado o te vale con mi palabra.

-D.-dije en un siseo.-Deja a Lio con sus cursiladas.

-Para cursi tú, pendejo.-dijo Jorge antes de echarse a reír.-¿Quieres un purito papi?


Cinco años más tarde...

-¿De qué lo rellenamos? ¿Sirope de fresa o de frambuesa?-pregunté mientras terminábamos de hacer aquel enorme cabezón.

-Frambuesa.

-Este Halloween va a ser brutal.-dije notando como reía con la cara y las manos manchadas con la maldita pasta para cocinar.

-¿Qué demonios estáis haciendo?-preguntó Killian entrando en la cocina.

-Cabezas de hombres muertos.-lo dijo con aquella inocencia que me daba ternura, ese era mi chico.

-Amaury, ven un momento.-comentó con las manos en la cadera.-Quiero hablar seriamente contigo, así que ven un momento.

-Claro.-dejé al niño modelando la figura, pero nada más acercarme a él quise irme con mi hijo y atrincherarme tras la mesa.

-¡Se puede saber qué coño le enseñas al niño!-gritó agarrándome por la oreja, retorciéndomela con ganas.-¡Es un niño! ¡No le enseñes cosas macabras!

-¡Si fue él! ¡A él se le ocurrieron!

Y la vida sigue, sobretodo cuando se puede vivir inténsamente al lado de quien amas. Sientes que el mundo se vuelve más amable, más cercano y sobretodo más atractivo. No importa si piensas que todo va a ir mal, hay que ser positivo y pensar que irá algo mejor, que todo es posible.

1 comentario:

Lin Sekiei dijo...

XDDDDDDD Que fuerteeeeeeeee~!! Sí, tenías razón, me iba a reír un montón! XDDD
Ama es la leche, su personalidad es tan... impulsiva... me encanta, jajaja! Pero es un padrazo :3
Besos!

Derechos de Autor y Licencia

Safe Creative #0906284062744
muerte por vida
un precio caro
pero habitual
somos animales
somos todos animales
hijos de un dios
hijos de las sombras
hijos de la eternidad
no podemos renegar
no podemos olvidar
incluso lucifer fue engendrado por él
la concepción que él nos ha dado
nos ha hecho ser como somos
por eso matamos
porque está en nuestra naturaleza
¿somos tan terribles?
¿más que un asesino despiadado?
¿más que un dictador?
¿más que un hombre que enseña a su hijo a matar avecillas?

...

no somos monstruos
simplemente sobrevivimos...
con tu sangre
con tu alma
pero es supervivencia.

aqui gana el más fuerte

Sueños - AWR


sueño profundo y doloroso... sueño de sangre y noche
sueño contínuo en lo eterno...
sintiéndote navegar en eter...
un eter que se vuelve fangoso... rojizo... sublime
¡Sangre!... sólo sangre... cálida y fresca... deslumbrante
nube vamporosa con aroma a mujer...
la primera víctima de la noche... la elegida.
tacones lejanos con contoneo de caderas carismático...
para luego escuchar un grito de terror...
y luego...
y luego... NADA

Dama Sombría

Dama de las sombras
mujer de corte oscura
tú vienes a cortar el último hilo de vida
el último aliento..
cruel dama nocturna
cruel mujer...
que viene junto a la muerte, de la mano
señora que sonríe... que se jacta de mi destino
mientras la calavera señala mi destino... un foso... un lugar junto a la tierra y sus gusanos.
hoy yaceré muerto al despuntar alba
hoy... habrá acabado mi andanza por la tierra
hoy descansaran mis huesos, pero no mi alma.
Si bien... cruel aunque hermosa
desfilaras con la muerte, danzarás con ella, y la luz del día disipará tu figura.
tal vez lloren por mí, canten salmos y las campanas repiquen...
como tal vez termine como Paganini... en un carro... esperando sepulcro durante años.
danza y ríete de mi miseria
hija de la noche
mujer que no da tregua...
capa oscura y pesada, fúnebre sombra
que engalana el manto de la muerte.

somos idiotas afortunados

La vida cae... en una persona... el telón cae

cae pero otra empieza

empieza en un mundo rojo.... teñido por la sangre

con el ruido del tañir de las campanas de una muerte que yace en el campo santo del olvido...

un mundo donde los esperanzados son pocos...

y los diablos sin rumbo muchos

somos diablos

pobres almas

desamparados

odiados hombres de paja

que añaden a la historia... a la historia del día a día...

historia que despreciamos y amamos por igual

somos idiotas

que no agradecemos lo que tenemos

que detestamos el suelo que pisamos

pero cuando van a levantar la hoz para que espiremos... gritamos, lloramos y rogamos.

somos afortunados

y no nos damos cuenta

que esos pequeños baches

que esas soledades

y esos silencios sin sustancia

son la savia de algo grande

es la sangre de la mortalidad

y de la inmortalidad en si misma.