La vida te puede dar mil puñaladas y no te enteras. Quizás porque vivimos aceleradamente y la adrenalina nos ciega. No lo sé. Hace rato estaba en la ducha, dejando que el agua cayese sobre mí y pensé en todas esas cosas que deseé hacer y por miedo no hice. Mientras me miraba al espejo, con mis cicatrices y mis verdades, me conmoví. Comprendí que había cosas que había estado esperando y ya tenía. Creo que sólo pude llamarme cariñosamente "tonto", pero en realidad es que he sido un gilipollas de campeonato.
En los últimos años he comprobado que la amistad no es tan férrea. Siempre habrá el que diga que se va de tu vida porque no le das todo lo que querías, aunque hayas estado soportando sus caprichos y lágrimas. Quizás no has sido el mejor hombro en el que llorar, pero si has estado ahí puede ser incluso incomprensible. Aún así sólo queda celebrar su marcha y seguir adelante. Uno no puede llorar cien años por una amistad que no cuajó, un amigo que no supo comprenderte o alguien inseguro de la mano que tendías. Tú sigues adelante y ya encontrarás algo mejor. Bueno, eso es lo que siempre me digo.
He llegado a pensar que hay que ser positivo para que las cosas funcionen. Debemos mirar hacia el frente, el cielo y las manos que realmente merecen la pena. Tenemos que abrazar más, correr más y bailar con más fuerza. No hay que mirar nuestros pasos, pues nuestros zapatos deben de estar ya demasiado vistos. Tampoco hay que recordar los malos momentos, ya que se han superado y si estamos donde estamos es porque nos han dado su lección, hemos sido fuertes y superado cualquier percance.
El amor no es algo que puedas retener. No se puede mendigar. Tampoco hay que esperarlo. El amor viene. Y viene bajo mil formas, nombres, sonrisas y guiños. No sólo tienes el amor de pareja, sino el amor de los amigos que realmente te sostienen y de aquellos que te han visto crecer. La familia, los amigos y la pareja son un círculo importante. Pero también puedes encontrar nuevas personas que te hagan amar lo que tienes, comprender lo que deseas y sentirte más o menos cómodo.
Hay que ser más paciente y a la vez más intrépido. Tenemos que ser duales sin llegar a la locura.
Simplemente hay que vivir y yo estoy viviendo. Así que se vaya al infierno todo eso que me molesta y no me deja avanzar. Yo lo haré. Por mis santos cojones saldré adelante esté quien esté en mi camino. Sé a quien necesito y que estarán dispuestos a tomar las armas conmigo. Sólo necesito el apoyo de los míos y mi propia fuerza. Hay que rugir como león, pero ser más rápido que el viento.
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